El 27 de mayo de 2015 todo cambió para siempre, antes de que saliera el sol, una docena de agentes de policía suizos irrumpieron en el hotel Baur au Lac de Zúrich.
Respondiendo a una solicitud del FBI, los agentes entraron en las habitaciones y detuvieron a siete directivos de la FIFA. El Departamento de Justicia de Estados Unidos emitió de inmediato un comunicado en el que anunció que un total de 14 capos de la FIFA habían sido imputados por delitos de sobornos, chantajes, fraude y conspiración para el blanqueo de dinero. “Se suponía que ellos estaban ahí para defender las reglas y preservar la honradez del fútbol”,